Solo 45 minutos necesitó el Barça para darle un portazo a su crisis. Se presumía un rival durísimo en el Villarreal, pero los de Emery fueron superados con claridad por los de Xavi Hernández, que cogen aire con una goleada liderada, como no, por Robert Lewandowski (3-0). 

Xavi movió el banquillo ante los últimos resultados adversos y la mala imagen del equipo en algunos aspectos, por mucho que el técnico lo niegue. Eric García fue al banquillo, y con él Dembélé, Raphinha y Busquets. Una mini revolución y el mando del equipo a Frenkie de Jong.

La primera parte del neerlandés dejó claro que tiene que ser más protagonista en este equipo. Robó, distribuyó, cogió el mando del partido y asistió. Un pase suyo casi lo transforma Ansu Fati a los dos minutos, pero el disparo del guineano se perdió pegado al palo derecho de Rulli.

El Villarreal amenazaba a la contra, pero todo se quedaba siempre en un casi. Lo intentaron Jackson y Danjuma, pero ambos se encontraron siempre con un Koundé imperial y providencial al cruce. El galo demostró que le puede dar otro aire al Barcelona en defensa.

Gerard Piqué es recibido con silbidos por el Camp Nou al entrar desde el banquillo

Insistió el conjunto azulgrana y el gol acabó llegando. Jordi Alba ganó la espalda a la defensa por la izquierda y su pase lo recogió Lewandowski, que con un control perfecto se plantó ante Rulli y le batió con comodidad.

Solamente cuatro minutos después, de nuevo el polaco aprovechó la fragilidad defensiva rival. Recibió en la frontal, aprovechó que no le presionó ningún defensa y soltó un latigazo que el meta argentino tocó pero no pudo evitar el segundo de los azulgranas.

Y el tercer golpe en el mentón lo recibió casi a continuación el Villarreal, que quedaría noqueado tras un gran eslalon de Ferran Torres que Ansu Fati, con algo de fortuna tras un mal control, finalizó haciendo el tercero.

La segunda parte tuvo poca historia, por no decir ninguna. El Barcelona buscó el cuarto gol al comienzo, y lo intentaron Pedri, Lewandowski y, sobre todo, Ansu Fati, pero sin fortuna ni acierto.

El Villarreal se estiró y buscó el tanto del honor, pero sin fe ni la más mínima esperanza de remontar, mientras que los cambios dieron nuevos bríos a los azulgranas.

Entraron Héctor Bellerín y Sergio Busquets, y después Ousmane Dembélé y Raphinha. Aunque lo más destacado llegó con la entrada de Gerard Piqué, al que el público del Camp Nou recibió con una sonora pitada respondida con algunos aplausos.

La tuvo Dembélé en una de sus habituales jugadas, y también con el resultado habitual: nada de nada. El marcador ya no se movió, la goleada da aire al Barça, a Xavi y deja al Real Madrid a tiro de tres puntos, que al final era el objetivo.